02 enero 2011

Hasta pronto..

Todo empezó una oscura, fría y lluviosa noche de invierno cuando un sueño tropezó con otro sueño. Tal encuentro, desde aquel certero instante, fue tomando forma, vida y color de modo tan espontaneo como lo haría una semilla enterrada largo tiempo, al contacto con la lluvia. Cual genio cautivo en su lámpara maravillosa, el sueño se despertó, y levantándose en una gran columna de humo, fue tomando la forma de un viaje, el viaje que todos conocéis con el nombre de Chukelilandia.

Chukelilandia, el país de los Chukeles, son 30 mil kilómetros alrededor del mar Mediterráneo pasando por tres continentes, África, Europa y Asia. Son 432 días rulando a lomos de una pequeña casa de 6 m2 con amplias vistas, eso sí, al mar y a la montaña. Y son, además, todas las cosas que hemos perdido y las que hemos ido ganando.

Hemos perdido, un poco del miedo a volar y a caer al vacío, desde una pared, o desde la incertidumbre que provoca dejar la casa, la familia, el trabajo y los amigos. Hemos perdido y matado el tiempo, con premeditación por supuesto, pero vivido y encontrado el momento para la meditación , por ejemplo. Hemos perdido lastre, vergüenza, modales, alguna media y un par de empotras. Hemos perdido algunas cosas banales y algunas otras más importantes. Un perro fiel, un mago de las palabras, un cantante poeta y un reinventor del flamenco, hemos perdido a Patán, a Saramago, a Labordeta y a Enrique Morente.

Sin embargo hay cosas que también hemos ido ganando, por ejemplo, seguridad en nosotros mismos, confianza en nuestras posibilidades, e interés por cosas en las que no habíamos reparado. En cierto modo hemos ido ganando altura, como un globo al que se le procura aire caliente. También hemos ganado nuevos amigos e incluso el pulso al tiempo, a las prisas, y a algún que otro condicionamiento más.

Chukelilandia son todas estas cosas y son, más de 5.000 metros de vías de largos que nos han hecho sufrir, gozar y vivir de manera cercana e intensa al borde del dulce abismo. Ese que a veces nos da alas y a veces nos paraliza, pero siempre nos brinda la oportunidad de vencer nuestros temores, nuestros complejos o nuestra arrogancia.
Chukelilandia son también más de un centenar de puntos rojos en nuestra agenda, que señalan los gustosos encadenamientos del cuerpo y de la mente al esfuerzo, la concentración y la destreza para resolver con éxito, esas secuencias de movimientos que nos absorben, nos encandilan y a veces nos desesperan.

Pero Chukelilandia, sobre todo, no existiría sin cada uno de vosotros , porque habéis sido el motivo, el aliento y la inspiración de cada uno de los capítulos del viaje y de cada una de las aventurillas. Pues sabemos que habéis ido recibiendo cada noticia con el mismo afecto y el mismo cariño que nosotros le hemos puesto al hacerlas.

Este viaje termina aquí, entre comillas, porque a cada final le sigue un principio. Ahora comenzarán otras nuevas aventuras, pero éstas no habrá motivos para publicarlas. Pues, sin duda, todos seréis también protagonistas de las nuevas andanzas de los Chukeles.

Cuando se está de viaje largo tiempo se echan mucho de menos cosas tan importantes en nuestras vidas como el jamón y Radio 3, pero también otras que os podéis imaginar (colegas, familia…). Por eso, nada más desembarcar en España lo primero que hemos hecho ha sido sintonizar la radio, lo segundo ir al Mercadona a pedir (prestado) 1/4 de jamón serrano, y lo tercero y más importante será daros un fuerte abrazo y un achuchón, y desearos que en el nuevo año se cumplan vuestros sueños. Y si no los tenéis, ya podéis poneros a soñar. Porque si algo nos ha quedado bien claro, si algo hemos aprendido de éste viaje, es, que entre el mar y el cielo hay un lugar donde los sueños se cumplen. Un lugar que no es metafórico, ni idílico, ni literario. Entre el cielo y el mar, están la Vida y la Tierra que pisamos cada día y a cada paso que damos. Justamente debajo de nuestros pies, están las semillas que esperan pacientes que alguien abone el terreno y las riegue durante el tiempo suficiente para poder abrirse, brotar y dar el fruto de nuestros pequeños, modestos y felices sueños.

20 diciembre 2010

De la Capadocia a Geyikbayiri

Con los cuerpecitos limpios y relajados después de haber pasado por el baño turco y con el alma envuelta por la espiritualidad de los Derviches que giran en comunión con el movimiento universal.




Dejamos Estambul y nos ponemos en marcha hacia el sur de Turquía, donde nosotros pretendemos tambien danzar en armonía con el Cosmos y unir nuestro ser a la materia rocosa de Geyikbayiri.

Pero antes pasaremos por la Capadoccia, uno de los paisajes más curiosos que hayamos podido visitar. Situada en la región de la Anatolia Central está constituida por una serie de valles de origen volcánico, donde el paso del tiempo y la erosión geológica han moldeado estas fabulosas formaciones que inspiraron incluso al mismísimo Gaudí.




Detenerse aquí durante unos días después del ajetreo de la gran ciudad y recorrer sin prisa alguno de estos fascinantes valles será una agradable experiencia.




Pero el largo viaje desde Kalymnos y las agotadoras jornadas turísticas hacen que el cuerpo reclame un poco más de actividad. Y como a las rocas no podemos encaramarnos porque se nos desmoronan, empezamos a cogerle el gustillo a correr por las pistas que se adentran en las entrañas de estos laberintos de formas y colores tan sugerentes. Chukelilla es ya capaz de correr media hora y se le estan poniendo los culos y las piernas tan prietas como las tuercas de un submarino, que se preparen los Mulero's porque la niña tiene talento. Por aquí la conocen ya como la gacela de la Capadoccia.

Pero aquí hay además otras curiosidades que merece la pena visitar. Por ejemplo alguna de sus ciudades subterráneas. Auténticas madrigueras humanas donde llegaban a vivir hasta cinco mil personas que se metían en estos agujeros para esconderse de los invasores.




Organizados como hormigas, almacenaban comida para seis meses y tenian además su capilla, su zona común para lavarse y cocinar y un sinfín de estrechos pasadizos que comunicaban las ocho plantas bajo tierra que constituian esta claustrofóbica ciudad.

También se puede visitar el Museo al aire libre de Göreme, un pequeño conjunto de casas y capillas construidas dentro de la roca donde los monjes ermitaños se retiraban de la vida pública para dedicarse a la oración y a la búsqueda de Dios.




Y como a nosotros tamto turismo ya empieza a aburrirnos un poco.




Y nos apetece también retirarnos de la vida pública y dedicarnos a la oración y la búsqueda de nuevos proyectos verticales, decidimos pirarnos a escalar a Geyikbayiri, en Antalia, al sur de Turquia, final de trayecto y un mágnifico lugar para escalar en esta época del año donde pudimos gozar o más bien padecer temperaturas casi veraniegas.





Preciosos muros, calidad suprema y vías de antología es lo que nos depara en cuanto a la escalada.




Y en cuanto a lo demás, algunas agradables sorpresas y experiencias como la de tener que cambiar el aceite a la furgo, que en si misma no tiene nada de especial a no ser que acabes en el lavadero de coches de Mustafa pensando que es un taller de cambio de aceite y con Ali, el profe de inglés que casualmente pasaba por allí, haciendo de intérprete. Ali acaba invitándonos a su casa a cenar donde su mujer improvisa para nosotros una cena espectacular. Ali está tan encantado que no para de hablar y al final tenemos que aceptar una nueva invitación, esta vez a desayunar. Diferentes tipos de queso, aceitunas, embutido, riquísimas rosquillas de sésamo, zumo de naranja y por supuesto té. Pero no basta con ponernos hasta las trancas si no que además tenemos que irnos con bolsas llenas de naranjas, pomelos, mandarinas, pimientos, berenjenas y un pequeño tubérculo que no hemos visto jamás.




Por supuesto tendremos que repartir todo ese género entre la comunidad escaladora. Y aceptar también otra cena, esta vez con la familia de Mustafa, con quien a pesar de no poder entendernos excepto con señas y dibujitos pasamos unos momentos divertidos y agradables.




Geyikbayiri es una caja de sorpresas y la mejor fué encontrarnos con tres escaladores madrileños, Hector, Rodri y Jorge, con quienes pasamos también buenos momentos entre escaladas, níscalos con patatas, cervezas, alguna partidita al ajedrez y el riquísimo desayuno en el mercadillo del domingo.




Ellas a preparar el gozleme de carne o de espinacas con queso.




Y nosotros a dar buena cuenta y a coger fuerzas para apretar en las chorreras.




Pero al final, como todo, el buen tiempo se acaba. El frio, la nieve y las previsiones de mal tiempo ponen fin a nuestros días de escalada en Turquia y al largo viaje que nos trajo hasta aquí. Con pena pero también con ilusión emprendemos el camino de vuelta a casa.

07 diciembre 2010

La mítica Istambul¡

Después de Kalymnos nos fuimos a Kos (isla vecina) donde albergamos la esperanza de poder cruzar a Turquia en barco. El problema es que los barcos son demasiado pequeños y la furgo demasiado grande. Sin embargo en la agencia nos aseguran que si entra, y que si en este no lo hace, seguramente en el próximo.

Y nosotros sentados al atardecer en nuestras sillas a la orilla del mar, viendo la costa de Turquia y sus barquitos pesqueros echando las redes. Nosotros como dos felices jubilados esperando la hora de embarcar, viendo la puesta de sol y pensando en esos deliciosos kebabs girando al calor de la lumbre. Nosotros pobre ilusos, después de permanecer allí tres días esperando el barco en el que por fin entrara la pequeñina, acabamos dandonos cuenta de que tal barquito no existia y de que todo era una farsa, una broma sin gusto, una cruel y absurda comedía al estilo de "Bienvenido Mr. Marshall". Y así terminamos nuestro gozo, en un pozo, pues tenemos que regresar a Atenas (14 horas de ferry) y hacer 1.100 kms de carretera para llegar a Estambul. Nosotros que casi tocábamos la costa con las manos.

El viaje fue largo pero al final llegamos a Turquia.




Y en otra jornada más nos plantamos en Estambul. Catorce millones de habitantes o más no son pocos para nosotros que venimos de una pequeña isla donde no hay más que cabras y roca. ¡Que Alá nos ampare!.

Estambul está separada por el estrecho del Bósforo que comunica el Mar Mediterraneo con el Mar Muerto, a un lado el continente europeo y al otro Asia. Sin embargo, no es una ciudad que sorprenda por su exotismo y si por la deliciosa mezcla de ciudad europea, limpia y moderna, con el regusto oriental de sus bazares, mezquitas y el bullicio de sus calles y su gente.




Nos enfundamos el kit de turista dispuestos a zambullirnos de pleno en el cogollo. Sabemos que el turismo es duro, pero estamos dispuestos a darlo todo. Y nada mejor para empezar el día que un buen zumo de granadas recien exprimidas y una sonrisa.




El Puente Galata es uno de los primeros sitios donde cae cualquier turista en Estambul. Este puente comunica las dos orillas del cuerno de oro y en el se concentran cada día cientos de pescadores que con sus cañas regalan a los visitantes una curiosa estampa de la ciudad.




Muy cerca de aquí se encuentra uno de los bazares más antiguos del mundo, el Bazar Egipcio o Bazar de las Especias. En el podrás encontrar un gran surtido de riquísimos frutos secos, especias, té y las famosas delicias turcas. El bazar es pequeño y lo que más abunda en realidad son los típicos puestos de souvenirs. Si alguna vez has estado en cualquier zoco de Marruecos, éste te dejará un poco frio. El Chukel sin embargo, se vuelve loco comprando clavo, anís, cardamomo, canela, té y rosas para poder preparar durante los próximos siete años ese riquísimo té con especias que tanto nos gusta.




Andar de aquí para allá y ver tantas cosas ricas despierta el apetito de cualquiera, y aquí la oferta es económica además de variada, kebabs por doquier, riquísimos bocadillos de pescado en los barcos amarrados a la orilla del Bósforo, patatas asadas en el barrio de Ortakoy, pides, la pizza turca en los alrededores de la mezquita de Sulthanamed, además de la cantidad de puestos ambulantes que te ofrecen mejillones, castañas asadas, maiz,.....




Y ahora con la panza llena podemos darnos una vuelta por el otro bazar, el Gran Bazar. Dicen que es una pequeña ciudad dentro de la ciudad, un laberinto de callejuelas repletas de comercios, sin embargo, si has estado en el zoco de cualquier ciudad de Marruecos este también te dejará bastante frio. A no ser que lo que busques sean imitaciones de ropa, bolsos y colonias de marcas "pijas" o souvenirs para turistas. Desde luego, hay mejores cosas que hacer en Estambul.




Por ejemplo visitar alguna de las cientos de mezquitas que se esparcen por toda la ciudad. Donde además de admirar la arquitectura de las impresionantes bóvedas y la riquísima ornamentación y decoración de su interior podrás también sentarte a descansar y a respirar un poco de paz y de calma fuera del jaleo de la ciudad.







Una jornada de turismo por una ciudad como Estambul resulta tan agotadora o más, mucho más incluso, que una larga y dura jornada de escalada. Nosotros hicimos seis y aunque nos lo tomamos con la calma, como todo, los cuerpos estan cansados. Así pues, como íbamos a irnos de aquí sin darles un gustito y sin pasar por un hamman y darnos un baño turco. Vamos para dentro y ahora os lo contamos¡





Oh cielos¡ Que placer¡ Agua caliente, vapor, el sonido de las fuentes, y el masaje. Primero te sacan a restregones toda la roña del cuerpo y después un masaje con una montaña de espuma en el que los masajistas se aplican bien dejandonos entre unas cosas y otras, más suaves que un guante. Salimos de allí como en una nube, y este hubiera sido un buen colofón para nuestra visita a Estambul, si no fuera porque al día siguiente, antes de marcharnos nos espera una magnífica sorpresa.

No hay muchas ocasiones a lo largo del año de asistir a una auténtica ceremonia Derviche. Pero nosostros tenemos la suerte de poder contemplar una de estas auténticas ceremonias religiosas. Los músicos tocando bellas melodias que envuelven el recinto con un halo de misticismo y los dancarines giróvagos que empiezan a dar vueltas sobre si mismos, los brazos en alto y dibujando en el aire con sus vestidos una serie de olas que giran sin parar. Dando vueltas alrededor de si mismos y alrededor del recinto como una metáfora de la vida, del universo, de nuestro viaje o de cualquier otro. Y así dando vueltas alrededor de nosotros mismos, nosotros también continuamos nuestra aventura por Turquia.

19 noviembre 2010

Kalymnos

Desde Atenas nos embarcamos en un enorme ferry rumbo a Kalymnos. Y nosotros, pobres dıablıllos, deslumbrados por el tamanıo, la trıpulacıon, la cubıerta y todas esas pequenıa cosas, nos creemos navegando en un lujoso crucero e ımagınamos que somos personajes de Vacacıones en el mar. Nos faltan la pıscına con rubıas en bıkını paseando y tomando el sol, la dıscoteca, el negro de bıgote, el sımpatıco capıtan etc. y es que once largas horas de travesıa dan para ımagınar muchas cosas. Pero al fın llegamos a puerto y desembarcamos en esta pequenıa ısla del mar Egeo, muy cercana ya a la costa de Turkıa.


Kalymnos antes de convertırse en el sıtıo de moda y en uno de los mejores y mas ımportantes destınos para la practıca de la escalada deportıva en todo el mundo, era ya conocıda por su abundante produccıon de esponjas marınas, gracıas a expertos buceadores como Gıovannı, un sımpatıco ancıano de 82 anıos que tuvımos ocasıon de conocer nada mas llegar, y que se dedıco durante mas de 15 a la pesca d esta curıosa especıe. Gıovannı cuenta que era capaz de sumergırse en apnea hasta una profundıdad de 60 metros en busca de estas fantastıcas y enormes esponjas naturales.

Kalymnos tıene ademas todo el encanto de las ıslas grıegas, pequenıas y precıosas calas para relajarse los dıas de descanso, y ese autentıco sabor y aroma medıterraneo que tanto nos gusta.



Aquı hemos cumplıdo un anıo desde que salımos de Pulgar hacıa Marruecos, y lo celebramos con una ajetreada vıda socıal, pues no dejamos de conocer espanıoles y de encontrarnos con colegas: Anıta y el grupo del roco; Chavo, quıen lo da todo en la roca, en el bar y en lo personal; Farfan, el malaguıta que nos debe su fantastıco humus con aguacate; la brıgada ınternacıonalısta de Rodellar que nos dıo alas en los momentos de flaqueza; Carlos y Lalu, los zagalones y sımpatıcos murcıanıcos; Javı y Ana, todos hacen que nos sıntamos como en casa.

Pero sı algo tıen Kalymnos y sı por algo es famosa esta ısla, es por la cantıdad y calıdad de sua vıas y sectores. Grandes y larguısımos desplomes plagados de chorreras y enormes estalactıtas que cuelgan de sus bovedas, dandoles ese aspecto tan magıco, son sus senıas de ıdentıdad.



LLegamos aquı dıspuestos a comernos Kalymnos y despues de cası un mes y medıo, como no podıa ser de otra manera, ha sıdo Kalymmnos quıen nos a devorado a nosotros.
Sın embargo antes de marcharnos vencıdos y exhaustos por el cansancıo, nos honramos de haber lıbrado aquı hermosas y heroıcas batallas.

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Chukela se confırma como una autentıca acısquılla volvıendo a encadenar 7a y Chukel sıgue dandole canıa a los 7c, sın embargo aquı, mucho mas que el grado de escalada, lo que ambos seguımos subıendo despues de un anıo de aventura, es el grado de satısfaccıon y el de tantas otras cosas que sın duda,hacen de este vıaje, una autentıca travesıa sın retorno por el mar del aprendızaje, y el crecımıento personal.





22 octubre 2010

Meteora y Athenas

Por fin llegamos a Grecia, expectantes y con la ilusión de acercarnos a esa histórica civilización sobre la que tanto hemos oido, leido e imaginado. Sócrates, Homero, los troyanos, Aquiles, la Iliada, Sófocles, los espartanos, la Odisea, Afrodita y Manzinguer Zeta... En fin, son tantos y tantos los nombres que se nos vienen a la cabeza...

Pero no solo la Grecia clásica nos espera, también su gastronomia, sus preciosas islas y quien sabe si tal vez no nos encontraremos también a Andros. Inch Allaá.

Nuestra primera noche la pasamos cerca de Meteora, donde a la mañana siguiente al despertarnos una gran familia de guarros campando sueltos a sus anchas se acercan a darnos los buenos dias.




El caso es que nuestro buen amigo Vladimir de Macedonia ya nos advirtió reiteradamente además, que los griegos eran un poquito raros. Atiza, nunca hubiéramos imaginado que por aquí dejaran sueltos en el campo a tan golosos animalitos.

Nuestro primer destino en Grecia fue Meteora, sin duda uno de los lugares más bonitos del país. Las formas redondeadas de sus agujas y los numerosos monasterios que las rodean hacen de este hermoso paisaje un lugar místico y peculiar, a pesar de ser también un destino turístico bastante frecuentado.




Aquí nos divertiremos escalando un par de vías, ni díficiles ni comprometidas, pero que nos harán disfrutar de su curioso conglomerado y de las bonitas vistas que nos ofrecen las cimas de tan singulares torres.





Desde aquí continuaremos hacia Atenas, donde dejar aparcada la furgo y pillar una motillo para movernos más fácilmente por toda la ciudad fue una gran idea.



Y así recorreremos el Estadio Olimpico y el animado barrio de "La Plaka"


hasta llegar a la impresionante Acrópolis y su magnífico teatro.



La verdad es que quitando éstas tres o cuatro cosas el resto de la ciudad no tiene ningun interes, fea,sucia,gris y bastante decepcionante.
Aunque nuestra mayor decepción fue darnos cuenta de que el fomoso "Andros" del anuncio solamente formaba parte de la larga lista de mitos griegos.
¿Que fue de aquel morenazo de camisa desabrochada que bailaba tan "arrimao" con los brazos en alto?, ¿por qué le creció tanto la barriga?, ¿por qué se le unieron las cejas? ¿acaso algún desalmado dios del Olympo quiso castigarle por gañan?.
Sabed que desde ahora "Andros" ya no es el sinónimo de "moreno que me lo como" si no más bien de "eslabón perdido dónde los haya". Por lo menos nos queda el consuelo de echarnos unas risas cuando vamos por ahí y vemos algún ejemplar de "eslabon perdido donde los haya" diciendo "- mira churri ahí va "Andros" vaya tela."
Menos mal que el yogur griego si que está para comérselo y el Chukel también.

03 octubre 2010

La travesia de los Balcanes

Desde Croacia nos vamos a Grecia, pero antes tenemos que atravesar los territorios de Bosnia, Montenegro, Serbia, Kosovo y Macedonia.

Primera frontera, llegamos a Bosnia sin inconvenientes salvo el de dar unas cuantas vueltas y rodeos porque como somos asi de chulos no llevamos mapa de carreteras, ni que decir del gps, una simple hoja de ruta sacada de internet y gracias. Pero no son demasiados los kilometros que hay que recorrer en territorio Bosnio y pronto llegamos a la segunda frontera la de Montenegro.



Aqui nos piden una eco-tasa por la furgo de ochenta euros, QUEEE!. Tras discutir un poco se queda en diez, pero como somos asi de chulos no llevamos ni medio. Vuelta para Bosnia a sacar pasta y ahora si entramos en Montenegro sin problemas, donde tras algunas horas de carretera nos llega la de parar a dormir. Por la manana al despertar nos damos cuenta de que hemos ido a caer en las cercanias de un monasterio ortodoxo.


Nos asomamos a echar un vistazo y alli nos recibira el mistico, y de penetrante mirada Padre Ignatius con quien charlaremos un rato antes de continuar la carretera que entre hermosas montanas sube y baja serpenteando hacia la tercera frontera, la que nos dara paso a la Republica de Serbia, aunque por poco tiempo porque rapidamente llegaremos al puesto fronterizo de Kosovo. No habremos hecho ni quientos kilometros y ya llevamos cuatro. Por momentos no sabemos ni donde estamos. Desgraciadamente nos resultan tan familiares todos estos paises que nos parece mentira estar aqui sobre todo cuando entramos en Kosovo y llegamos Pristina.

El paso por la ciudad de Pristina, capital de Kosovo nos llevo algo mas de una hora, y no porque la ciudad sea excesivamente grande, si no mas bien por el caos que la domina. Todos los sentidos se ponen alerta para intentar captar la imagen que nos ofrece, aunque bastaria decir que lo que alli vimos no son mas que los estigmas de la guerra que tuvo lugar hace aproximadamente veinte anos en la antigua Yugoslavia.


A pesar del tiempo transcurrido, aun hoy resulta facil ver circular tanques por las calles, militares procedentes de distintos paises de Europa, civiles de la UE en sus flamantes todo-terrenos color blanco, restos de lo que algun dia debieron ser campos de refugiados, y el caos que impera en toda la ciudad como consecuencia de las muchas obras existentes para reconstruir casas, calles y carreteras que fueron destruidas durante los bombardeos.


En fin, todo este panorama solo puede hacer pensar lo horrible, espantosa, cruel, dolorosa y triste que tuvo que ser la guerra para estas personas que vieron morir a familiares, amigos y vecinos, que lo perdieron todo, y que aun hoy unos cuantos anos despues siguen reconstruyendo sus vidas. A caso esta o cualquier otra guerra pueden tener justificacion?. La respuesta es bien sencilla, NO. Resulta dificil, muy dificil despues de contemplar todo esto, asimilar que el ser humano sea capaz de provocar semejante espanto!

En fin, despues de Pristina y tras algunos kilometros mas llegamos a la quinta frontera y cruzamos a territorio macedonio donde tenemos intencion de parar a escalar y descansar un par de dias en un pueblecito llamado Demir Kapija.


La fortuna quiso ademas que cayeramos aqui un domingo porque cualquier otro dia de la semana no hubieramos encontrado a nadie, pero es fin de semana y cuando llegamos al sector un grupo de escaladores macedonios nos reciben sorprendidos y rapidamente nos informan de los sectores y las vias. Encantados de hacer de anfitriones nos regalan una pequena guia de las distintas zonas de escalada que hay en Macedonia y nos cuentan entusiasmados algunos secretos sobre Demir Kapija. Por ejemplo que el nombre significa puerta de hierro y se remonta a cuando el imperio turco llegaba hasta estas tierras. Tambien nos dicen que esta estrecha gargana en la que nos encontramos separa el clima mediterraneo del clima continental pues a cada lado de ella se desarrollan diferentes tipos de vegetacion.





Despues de escalar algunas vias llega la hora de recoger y nos preguntan si queremos ir con ellos al pueblo a tomar una "makedonian salad", nosotros abrumados por tanta hospitalidad no lo dudamos un instante y al cabo de un momento nos vemos en una terraza de un cutre bar de un pequeno pueblo de Macedonia sentados con quince fulanos simpatiquisimos y muy graciosos compartiendo unas cervezas y un riquisimo y potente licor local.



Pero lo mejor esta aun por llegar, les llaman las "makedonian salad" y nos cuentan que alli todo lo que sea relativo a la comida es muy abundante. Cuando llega el camarero con las bandejas no podemos dar credito a lo que vemos. Cual crees que es la cantidad maxima de ensalada que puedes poner sobre una bandeja antes de que empieze a derramarse? Bueno pues este es exactamente el tamano de las "makedonian salad". Pero ademas los animados anfitriones piden para nosotros un riquisimo queso blanco a la parrilla y un poco de carne rellena de queso y envuelta en unas lonchas de jamon. Entre otras curiosidades nos enteramos que son fans de "Torrente y su Athleti" y de que estan enganchadisimos a la tele-serie de "Los Serrano". Nosotros flipando claro!

Despues de la cena casi todos tienen que volver a Skopje, la capital que se encuentra a unos cien kilometros, menos tres de ellos, Vladimir el jefe de la tribu, su primo y el machaquilla del grupo que se quedan a dormir en una especie de refugio que tienen entre varios clubs. El sitio se llama Kalabasterhaus que traducido quiere decir "la casa de las pollas duras".




Alli, Vladimir nos facilitara algunos de sus contactos en Grecia por si necesitasemos cualquier cosa y tambien nos regalaran un mapa de los Balcanes en el que nos marca algunos sitios donde escalar antes de llegar a Athenas. Estamos perplejos y mas cuando a la manana siguiente los tres amigos se van dejandonos las llaves de Kalabaster. Nosotros aun estaremos alli otro dia mas antes de continuar el camino hacia Grecia. Meteora, Atenas y Kalymnos nos esperan, pero esta sera otra historia.

21 septiembre 2010

CROATIA, ROCA y PLAYA!

Corriamos el peligro de ponernos tan redondos y colorados como los paisanos de Kotecnik a base de zampar y "aciscarle" a las cervezas de medio litro. Asi que decidimos seguir nuestro viaje rumbo a Croacia donde la roca y el mar se unen en una combinacion perfecta.

Sorprende recorrer toda la costa que bana las cristalinas aguas del Mar Adriatico sin encontrar ni rastro de esas espantosas urbanizaciones, mega-hoteles y complejos turisticos a los que estamos acostumbrados. Y ver, como a lo largo de kilometros y kilometros el monte y el bosque tipico mediterraneo llegan hasta la orilla para fundirse con el mar en un armonioso abrazo.



Asi, deleitando nuestra vista y anorando lo que un dia debio de ser la costa de Espana llegamos a Paklenica, el segundo Parque Natural mas importante de Croacia y destino turistico-escalador principalmente de austriacos y alemanes. Por suerte todos se quedan a escalar en los hiper-pulidos y facilones sectores deportivos donde se mezclan con visitantes, familias y puestos de souvenirs, dejando libre la joya del parque, el Anica Kuk, una preciosa pared de trescientos cincuenta metros de una belleza y calidad superiores.


Aqui escalaremos algunas vias inolvidables.




Como inolvidable puede ser tambien para a cenar un pescadito a la parrila en el Bar Dinko,s. Pero si quieres que te sepa aun mejor puedes hacer lo que hicimos nosotros. Te pegas una "jarta" de horas en la via Klin, 6c, 350 mts., viote espectacular y cuando llegues a la cumbre te quedas viendo la puesta de sol en el mar y comiendo un rico bocata de filete de pollo. Idilico, no?



Bueno, pues cuando empieces el camino de regreso que no deberia llevarte mas de una hora y comience a hacerse de noche, un frontal te lo dejas en la furgo (el del Chukel, como no?) y el otro (el de la Chukela, obviamente) si puede ser que se te quede sin pilas cuando mas falta te haga. Entonces empiezas a bajar a tientas dando patadas a las piedras y tropezones hasta el agotamiento, agarrandote a los arboles y si hace falta a cuatro patas cuando la cosa se ponga chunga. Y asi, durante mas de dos horas hasta que por fin llegues a la furgo exhausto. Entonces te vas al Bar del Dinko y le pides como puedas "excuse mua, per favore, one beer big, big yes e pesche per due, Gracie, thank you, merci". Y ahora si, te relajas, te trincas la primera de un trago "excuse me, una altra birra si vou ple" y con la segunda ahi viene volando por los aires un enorme pez crujiente, churrascadito, dorado por fuera y jugoso y sabroso por dentro acompanado por un kilo de patatas cocidas y bien alinadas. Se hace el silencio y en pocos minutos sin apenas respirar damos buena cuenta de todo como si llevaramos una semana sin comer! Dios hace tiempo que no comiamos con tantas ganas!

Asi, decimos adios con la manita a Paklenica y a la gordinflas borde del camping que no sabemos si todavia nos estara esperando.

Y nos vamos a Split, una sorprendente ciudad cuyo centro historico esta catalogado por la Unesco como patrimonio de la humanidad. Y a pesar de las manadas de turistas que inundan sus calles, bien merece una visita antes de coger el ferry que nos llevara hasta nuestro siguiente destino en Croacia.


Hvar, una de las mil quinientas islas que hay por aqui. Un sitio pintoresco y peculiar donde ademas hacen un vino buenisimo del que dimos buena cuenta con nuestros recien conocidos colegas de Benasque. Muy buena gente por cierto!

Hvar, o lo que es lo mismo el "chiringuito-negocio" que el amigo Miroslav (el Robinson Crusoe croata) tiene montado en su terreno "prive", donde se apelotonan mas de cien vias en el mismo borde del mar y en el que te cobrara por entrar la modica cantidad de cuatro pavos, es a pesar de todo un sitio que merece la pena conocer.



Le llaman la pequena Thailandia. Y alli podras disfrutar de largas y bonitas vias en una roca realmente buena o de unos "gutten" banos en las azuladas y transparentes aguas mediterraneas para sofocar la calorina. Ademas podras echarte unas buenas risas haciendo psico-bloc en los trescientos metros de travesia que hay sobre el agua.



Pero la verdad es que solo da de si para unos pocos dias, asi que desde aqui vuelta a Split y luego Dubrovnik, otra preciosa e historica ciudad en la que las ordas de turistas hicieron que salieramos huyendo.














Y emprendieramos rapidamente el camino hacia Grecia, para lo cual debemos primero atravesar Bosnia, Montenegro, Serbia, Kosovo y la sorprendente y acogedora Macedonia, pero esta es otra historia.

PD.: No penseis que nos hemos olvidado de los acentos y la "espanola enie", es solo que aqui en Macedonia no se lleva eso en los ordenadores.